martes, 31 de marzo de 2009

Historia y justicia



La escuela de Educación Técnica número 2 de Florencio Varela, ya no lleva el nombre del dictador Pedro Eugenio Aramburu, sino el de Rodolfo Walsh, escritor secuestrado y asesinado en 1977. Aramburu fue el responsable de los fusilamientos de 1956 que Walsh denunció en su libro Operación Masacre.

El secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, fue quien encabezó el acto en el que la escuela Nº 2 de Florencio Varela cambió el nombre del dictador Pedro Eugenio Aramburu por el del escritor Rodolfo Walsh. Duhalde aprovechó la oportunidad y ratificó la necesidad de que el Poder Judicial "administre justicia en tiempo" y volvió a denunciar la "inactividad procesal de algunos jueces".
"El Poder Judicial es independiente y lo que ha hecho el Poder Ejecutivo a través de la Presidenta de la Nación y de sus funcionarios es denunciar que el Poder Judicial no cumple con su responsabilidad de administrar justicia en tiempo", señaló Duhalde tras colocar una placa recordatoria con el nombre Walsh en la dirección de la escuela.
"Antes de la emboscada fatal (el secuestro de Walsh), Rodolfo me dijo que si le pasaba algo, iba ser difícil para los asesinos hacerlo desaparecer para siempre porque había hecho algunas cosas buenas en su vida y esto así lo muestra", dijo conmovida la viuda del periodista y escritor, Lilia Ferreyra.
"Ver que una escuela, un lugar de formación lleva el nombre del querido amigo Rodolfo Walsh es una muestra de que triunfa la ética", dijo satisfecho el escritor Osvaldo Bayer. El nombre Rodolfo Walsh fue elegido con el 82% de los votos por docentes, no docentes, estudiantes, personal no docente y organismos de derechos humanos, tras una selección en la que quedó ternado con Luis Federico Leloir y Galileo Galilei.
"Walsh desafió todos los peligros. Siento el vacío que nos dejó su muerte, asesinado por los sucios, cuando se vio rodeado de los cobardes murciélagos de la muerte, como no podía ser de otra manera", sentenció Bayer.

Democratización de los medios

Nuevas voces se suman al proyecto de comunicación audiovisual

Tras la presentación del proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SAC), APYME celebró la presentación del documento y la apertura al debate. Desde las Universidades nacionales y organizaciones de comunicación latinoamericanas convocaron a participar de la discusión

La Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) celebró la presentación de un proyecto que reemplace a la actual ley de radiodifusión y aseveró que su aprobación será "un logro de la democracia y un hito en la construcción de una Argentina más justa, soberana e inclusiva". "Como empresarios de visión progresista, que hemos bregado históricamente contra las expresiones autoritarias y el neoliberalismo económico, social y cultural, estamos convencidos de que la nueva ley será un logro de la democracia y un hito en la construcción de una Argentina más justa, soberana e inclusiva", dijo Apyme en un comunicado. Desde La entidad se celebró que la iniciativa "se someta al debate público en el nivel nacional durante los próximos sesenta días" y como organización se comprometió a "participar en esta instancia y seguir aportando ideas para la discusión". "La verdadera libertad de prensa es la que posibilita la pluralidad de voces e impide el monopolio informativo, condición fundamental para estimular el pensamiento crítico y formar ciudadanos con capacidad de decisión propia", se expresó a través de un comunicado.

Universidades y redes sociales
Organizaciones sociales latinoamericanas mostraron su apoyo a la Ley SCA y destacaron la necesidad de que "se impulsen y desarrollen los medios públicos, con participación ciudadana", al igual "que se asegure el acceso y utilización universal de los beneficios de las tecnologías de la Información y Comunicación". (Ver cuadro)
"Observamos con mucho agrado que estos principios están incorporados en su propuesta de Ley asumiendo los 21 puntos propuestos por la 'Coalición por una Radiodifusión democrática'", agregaron desde las entidades y comunicaron que participará, a través de sus redes, en el debate para la formulación del proyecto final.
Desde la Asociación de Radiodifusoras Universitarias Nacionales Argentinas (ARUNA) destacaron algunos puntos del proyecto presentado por el Gobierno nacional, como la participación de representantes de las Universidades en el Consejo Federal de Comunicación Audiovisual. “Esto significa asignarle directamente a nuestras emisoras un rol central en la definición de políticas públicas de servicios audiovisuales integrando los órganos de gobierno”, subrayaron. (Ver cuadro)

Discutir en la Universidad
ARUNA, en su respaldo al proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, subrayó que son “parte de la Coalición por una Ley de Radiodifusión en Democracia donde junto a todos los sectores vinculados a la comunicación se definieron los 21 puntos que forman parte de la letra del nuevo Proyecto que se nos presenta como una oportunidad histórica que no debemos desaprovechar”. “Como emisoras dependientes de las universidades nacionales y tecnológicas de nuestro país, esos 21 principios básicos también fueron impulsados por los rectores de nuestras casas de Altos Estudios”, señalan en el comunicado.
“Estamos convencidos de la necesidad de generar amplios debates de la Propuesta presentada por el gobierno nacional de manera de poder escuchar la pluralidad de voces que requiere un marco legal que nos contenga. Sabemos que llevar a la práctica lo que la futura Ley estipule con relación a los medios universitarios exigirá un fuerte compromiso de las autoridades de las universidades y de los responsables de dichos medios, por lo que se torna aún más esencial el debate y la socialización de ideas”, definieron.

Entidades de Latinoamérica expresaron su beneplácito
Mediante una carta dirigida a la presidenta Cristina Fernández, las Redes de Comunicación Latinoamericanas, que en octubre pasado participaron del III Foro Social de las Américas, donde formularon un 'Llamamiento para Democratizar la Comunicación', le expresaron a Cristina: “Nos complacemos y felicitamos por la propuesta de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual presentada hace pocos días para su debate", dicen los referentes de las Organizaciones sociales de Comunicación de América Latina, integrada por
la agencia Latinoamericana de Información (ALAI); la Asociación Latinoamricana de Educación Radiofónica (ALER); APC, Programa de Políticas de TIC en América Latina; la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCLACC) y la Asociación Radialistas con sede en Ecuador.
Sostuvieron la necesidad de "revisar y reformular los marcos regulatorios para asegurar una comunicación democrática y horizontal, que garanticen el ejercicio del derecho a la comunicación y el libre acceso a la información pública", así como "la prohibición de oligopolios y monopolios informativos".

Malvinas: Una herida que reclama justicia


A 27 años del comienzo de la guerra
Por Edgardo Esteban (*)

La indiferencia social posterior al conflicto contrastó con el fervor patriótico que el 2 de abril de 1982 generó el anuncio de la “recuperación” de las Islas Malvinas. La Plaza de Mayo se desbordó de ciudadanos aclamando al dictador Leopoldo Galtieri que decía: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”

Al final de la guerra, el 14 de junio de 1982, todo cambió de golpe. Tras la derrota, esa misma gente trató de incendiar la Casa de Gobierno, echó a Galtieri del poder y no quiso volver a hablar de Malvinas. El final del conflicto cerró el capítulo de la dictadura y fue un factor decisivo para la reinstauración de la democracia, pero en cuanto a la guerra, la sociedad no se hizo cargo de sus responsabilidades.
Las autoridades y la sociedad se comportaban como si los soldados fuesen los responsables de la derrota. Hubo un acuerdo tácito para olvidar la guerra, esconder a los que regresaban y borrar de las mentes lo vivido. Para obtener la baja militar, los oficiales hicieron firmar a los soldados una declaración jurada, en la que nos comprometíamos a callar y por ende a olvidar. Hablar de la guerra fue lo primero que nos prohibieron. Así, el dolor, las humillaciones, la frustración, el desengaño, la furia, quedaron dentro de cada uno de nosotros hasta tornarse insoportables en muchos casos. Es que hablar, era el primer, paso necesario para exorcizar nuestro infierno interior y empezar a curar las heridas. Pero no se podía, eran cuestiones de Estado. De modo que el regreso fue cruel, en silencio, a escondidas, como si fuésemos un grupo de cobardes. Nadie discute hoy, ni ha discutido nunca, el justo reclamo argentino de soberanía que la República Argentina mantiene sobre las Islas desde 1833. Pero eso nada tiene que ver con el análisis descarnado de lo ocurrido en 1982.

La misma crueldad
Durante mucho tiempo se ha preferido eludir la autocrítica de la derrota. Galtieri y recientemente el almirante Jorge Anaya murieron sin haber hablado, sin enfrentar sus responsabilidades políticas y militares.
Al margen de los errores tácticos y estratégicos que definieron la suerte de la guerra, lo que aparece como inaudito son los injustificados malos tratos, las crueldades de algunos oficiales y suboficiales hacia sus soldados. Por ejemplo, “estaqueos” durante horas en la turba mojada, con temperaturas bajo cero. En su gran mayoría eran castigos por robar comida, teníamos hambre.
El genocidio iniciado por los militares y sus apoyos civiles con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 continuó de algún modo en Malvinas. La misma crueldad, la misma incompetencia, el mismo desprecio por la vida ajena, la misma cobardía. En Malvinas, los militares cometieron aberraciones progresivamente denunciadas por quienes las sufrieron: tortura física y psicológica; traición. Con alguna otra excepción, sólo la valentía y capacidad técnica de los pilotos de la Fuerza Aérea quedan fuera de estas calificaciones.

Secuelas
La difícil recuperación de las secuelas de la guerra y de la reinserción social, el “Trastorno de Estrés Postraumático” (TEP) afectó en diverso grado a todos los ex combatientes. El TEP es un estado depresivo crónico, propio de alguien que ha experimentado de forma directa la guerra. Genera una constante sensación de temor, angustia y pesadillas, miedos, problemas de relación, irritabilidad, dificultades para conciliar el sueño, sobresalto, un elevado nivel de violencia y adicciones.
Durante 10 años no hubo ningún tipo de asistencia ni ayuda, por lo que se reclama una ley de reconocimiento histórico por el período que abarca desde 1982 hasta 1990.
En 1992 escribí Iluminados por el fuego, libro que contribuyó a abrir un debate sobre lo ocurrido en Malvinas. Hasta ese momento poco o nada se sabía sobre los suicidios y los traumas de posguerra entre los soldados, y la película realizada luego por Tristán Bauer mostró la cotidianidad de la guerra. Desde entonces se multiplicaron las denuncias de los soldados sobre los malos tratos.

Investigación
En 2007, tras un profundo trabajo de investigación y denuncia por parte del ex subsecretario de Derechos Humanos de la Provincia de Corrientes, Pablo Andrés Vassel, y la decisión colectiva de los ex combatientes, se llevó a cabo una recopilación para el libro Memoria, verdad, justicia y soberanía, Corrientes en Malvinas, donde se denuncia la muerte de cuatro conscriptos –uno ametrallado; los otros por desnutrición – y un enorme número de estaqueados.
El texto denuncia que algunos efectivos militares de carrera, oficiales y suboficiales, trataron a los soldados conscriptos de manera similar, o con los mismos criterios y métodos de terror, que había utilizado la dictadura ante el conjunto de la población. Simulacros de fusilamiento, torturas sistemáticas, vejámenes repetidos y desprecio absoluto por la vida. Varios soldados murieron de hambre, y esto no fue una circunstancia inevitable de la guerra, sino consecuencia de un tratamiento humano indigno, ya que todos los testimonios coinciden en que el personal de cuadro no sufría privaciones.
Muchas de las historias reunidas en el libro fueron relatadas por primera vez en 25 años. “Hubo tres formas de presión sobre los ex combatientes: la imposición de silencio de los jefes militares, que los amenazaron para que no hablaran al volver de Malvinas; la campaña de desmalvinización posterior y el olvido que se impuso en los ’90”, señala el libro. Una de las consecuencias del silencio ha sido el alto número de suicidios de ex combatientes, mas de 400, que supera al de los 271 caídos durante la guerra.

Justicia
Totalizan 80 los casos denunciados ante la Justicia Federal de Primera Instancia de Río Grande, con jurisdicción sobre las Islas Malvinas. La presentación sostiene que las Fuerzas Armadas pueden aprender mucho del testimonio de los soldados, puesto que para ellos su participación en Malvinas es el hecho más importante de sus vidas.
Uno puede comenzar a cerrar las heridas de la guerra que perduran en el tiempo, primero denunciando lo que nos angustia, lo que está adentro nuestro y duele, después debe llegar el tiempo de la Justicia. La sociedad argentina jamás será justa si no condena la impunidad. A pesar del tiempo transcurrido debemos reclamar esa justicia, en honor a los que murieron en las islas, como a los que volvieron y como consecuencia de la indiferencia, del silencio cómplice y del olvido se quitaron la vida.

* Periodista, soldado ex combatiente de Malvinas

martes, 10 de marzo de 2009

La gestión no será transmitida


Por Luis Lázzaro *

En el imaginario social del día a día, la realidad se representa a partir de las herramientas disponibles para designarla. Esas imágenes y palabras son proporcionadas hoy por un dispositivo complejo y concentrado, que impone su punto de vista aún frente a la experiencia individual empírica. El sistema construye la percepción de la realidad social pero su arte está en hacer creer que solo “relata” lo que sucede.

Es el caso del jubilado que ha recibido 15 aumentos en los últimos 5 años –luego de un largo congelamiento-, que cuenta con leyes recientes que le aseguran la actualización de sus haberes y que, en muchos casos, cobrará este año sus reclamos judiciales en plata contante y sonante, pero que describe su realidad utilizando el libreto del escenario apocalíptico que ha instalado la narración mediática.También es el caso del servicio de inteligencia más poderoso del mundo, que confunde la operación mediática con la información real. Ello motivó que la CIA se disculpara por su pronóstico catastrófico de la economía Argentina.

Sumario: La ética, la estética y el rigor periodístico de los medios pierden su perspectiva cuando niegan que la construcción del mensaje responde a intereses que no se asumen como sujetos de la información sino que se ocultan tras la gramática de la enunciación.

Los opinadores de los “major media” (grandes medios de comunicación) locales advierten que cuestionar al FMI y al sistema financiero internacional resulta un acto de soberbia revelador del aislamiento internacional del gobierno argentino. Pero luego del derrumbe mundial y de que varios países desarrollados coincidieran con el diagnóstico crítico de Cristina Fernández en los foros internacionales, el foco se desplaza hacia la supuesta incoherencia que supondría alguna forma de colaboración de la Argentina con el Fondo. En paralelo opinan que, si no hay tal colaboración, la Argentina será poco creíble ante el mundo.
Diarios, columnistas y noticieros adoptaron, especialmente desde el triunfo de Cristina Fernández en las urnas, una gramática del menosprecio y la descalificación hacia la política pública que apenas disimula la disputa de los grupos económicos ganadores del modelo liberal de los 90 frente a una gestión que procura afirmar una mayor capacidad decisoria y distributiva en lo interno.

Sujeto Periodístico
Usuarios enfurecidos y estafados de Aerolíneas Argentina fueron hasta no hace mucho el sujeto periodístico de una serie noticiosa que los consideraba víctimas, pero no de una empresa irresponsable sino de la inacción gubernamental. En la Aerolíneas recuperada por el Estado, el sujeto encubierto de la noticia es el grupo español expropiado, que aparecerá en escena a través de diferencias en la relación entre España y la Argentina.
Las operaciones verbales y discursivas de los pools mediáticos suelen ofender la inteligencia, pero no hay que menospreciarlas porque modelan la opinión pública.
Esos comunicadores dicen por estos días que: “ante la falta de acceso al crédito y de dólares que sufrirá la Argentina a lo largo de 2009, el Gobierno ahora apuesta a normalizar la situación de la deuda y recuperar presencia en los mercados”. La reprogramación exitosa de los vencimientos del año y el equilibrio macroeconómico que exhiben las cuentas nacionales serán puestas bajo la alfombra para dejar en la superficie solamente los apuros gubernamentales en un año electoral.

Lobbistas del FMI
Cuando se “normalizó” el 75% de la deuda contraída por los beneficiarios de los 90 hablaron de una operación riesgosa que sembró dudas. Se ocuparon del 25% que quedó afuera del canje de bonos, antes que al hecho histórico de sacar al país del default. En tanto no hubiera acuerdo con al FMI el país sufría un peligroso aislamiento que lo aleja de los circuitos del crédito internacional. Tales opiniones, que solo representan al pensamiento del propio Fondo, regresan en estos días con otros disfraces. Incluso mediante aquellos que, por izquierda, piden ahora un nuevo default para atender al campo.
El escaso endeudamiento internacional derivado de un esquema de autonomía resultó ser luego una de las mayores virtudes en los tiempos de la crisis global, cuando las tasas se han disparado a las nubes y el dinero escasea. La perspectiva de una Argentina independiente es presentada como futuro negro por los propios interesados: Wall Street, consultoras o el Instituto Internacional de Finanzas.

La agenda periodística
La gestión sólo es noticia para descubrir las razones ocultas de cada decisión. Este es el núcleo de la agenda periodística que desenfoca la política pública como tema de análisis, la política (y sus protagonistas) no tienen historia. Nadie sabe porqué quebró el país, se contrajeron deudas, se perdió patrimonio público, se malversó la fe ciudadana y se perdió capacidad nacional de decisión.
Un editorialista de Clarín saludó a mediados de 2008 la existencia de “respuestas por grageas, pero respuestas al fin, sobre la descomunal y enmarañada política de subsidios. La novedad de la última semana fue la decisión de empezar el ajuste de tarifas en los peajes”. Seis meses después otro columnista de la misma empresa dirá que “una parte de los usuarios de luz pagan en estos días los platos rotos de la política de congelamiento de tarifas que impuso el Gobierno durante seis años”. El editor se presentó primero pidiendo por el sinceramiento de las tarifas y luego como presunto defensor del bolsillo popular.

El campo
La serie periodística del campo dominó la agenda de debate público desde principios de 2008. Incluso a raíz de la sequía producida por influencia de “La Niña”, el debate se dirigió a cuestionar otra herramienta de política pública como las retenciones. Nótese el contrasentido: los más ricos exigen que el Estado los preserve de cualquier contingencia, pero lo hacen en nombre de un liberalismo que condena al fracaso cualquier intervención en el mercado. Las respuestas a los anuncios de gestión están escritas de antemano: son insuficientes, no importa cuáles sean. La foto periodística muestra campos secos con vacas muertas, no los silos repletos con toneladas de cereal guardado para especular con los precios internacionales y la eliminación de retenciones.
En síntesis: el gobierno está cercado por la crisis, y si hace algo sólo lo hará por necesidad o por ambiciones electorales. Ninguna acción será consecuencia de una política, apenas una reacción ante la realidad. Y la realidad, como todos sabemos, es la agenda publicada. Reducido a esta lógica no queda ningún espacio para la gestión. Este es el discurso principal de los medios integrados al esquema de una industria que hace de la esfera pública su principal mercancía.
Ese dispositivo dice que la política no puede cambiar la foto del poder establecido. La astucia de esa construcción negativa es que se realiza desde el supuesto lugar de representar a la gente, invocando muchos de sus problemas reales y censurando toda conquista. De allí al intento de sustitución de la voluntad ciudadana, que en democracia se expresa mediante el voto, hay solo un paso.

*Especialista, Coordinador General del Comfer.

Orlando Barone: “Estar en contra te da patente de inteligente”


El periodista y pensador contemporáneo acaba de dejar su carta abierta en la mañana de Continental para sumarse al equipo de radio del Plata. Con más de 50 años y después de haber trabajado para medios como Ámbito Financiero y La Nación, Barone afirma que los periodistas no se rigen por el poder político, sino por el económico. “Yo puedo decir `Kirchner es un tarado´ y no ocurre absolutamente nada. Pero qué pasa si yo hablo de una empresa y toco determinados intereses...”

“En general, se teme que les pague el gobierno de turno, porque cuando el periodismo dice “El poder” se está hablando del poder político. El periodista cree que ese es el poder. Mentira, el periodista sabe que ese no es el poder. El periodismo sabe que el poder es el económico. El poder económico puede comprar tanto al político como al periodismo”, sostiene Orlando Barone.
Barone se destacó siempre por su tono provocativo, sus análisis sociológicos y culturales, su capacidad de diversificar la mirada y poner el ojo allí en dónde pocos miran. Después de tantos años en el ruedo, ninguno se anima a ponerle una etiqueta política.
“Yo no estuve con el golpe del ´55 contra Perón. Todo mi colegio de Belgrano, el General Roca, apoyó y estaban metidos en “la gesta de la Revolución Libertadora”. Yo me corrí de esa…aunque no era peronista”, recuerda Barone y precisa: “La única vez que sentí que me había involucrado de una manera más democrática, quiero decir no sólo popular, donde las clases medias tuvieran una participación interesante y visible fue con Alfonsín y la Democracia”.
“La idea de un Alfonsín que venía a derramar un diálogo, la posibilidad de convivencia de dos partidos populares, ¿por qué me gustaba? Porque Alfonsín no significaba la derecha, significaba un partido popular diferente al partido peronista. Me pareció atractivo y lo defendí mucho. Y lo sigo defendiendo ahora porque hoy hay muchos radicales que desearían que se muriera rápido para convertirlo en prócer y usarlo para las elecciones”, explica.
Barone se extiende en su respaldo al radicalismo de los 80 y dice: “Ese simbolismo de Alfonsín agigantado en esta democracia revuelta que hay hoy, rescatado, con estos 25 años que se cumplieron, por supuesto que les conviene porque hoy no hay ningún símbolo; lo tenían abandonado ellos mismos, entonces el peligro es que quieran usufructuarlo, y con derecho porque son radicales…, tienen más derecho que los peronistas”.


Su paso por La Nación
En 1996 La Nación decide armar el suplemento “Enfoques” y le piden a Barone que, con plena libertad, haga una columna llamada “Puerto libre”. “No me dieron ninguna indicación, y yo empecé a ser creativo con esa columna”, cuenta el ex de Continental. Barone recuerda que hasta la llegada del 2000 el diario fue un escenario apacible y creativo, por los que trabajó muy libremente durante esos años.

Pero llegó De La Rúa, a quien Barone apoyó, la crisis y los cambios en América Latina. Vino el gobierno de Néstor Kirchner y el escenario del diario se transformó. “Me di cuenta, a partir del kirchnerismo, qué fácil que es estar en contra y qué difícil es estar a favor. Estar en contra te da patente de inteligente y estar a favor, patente de sumiso. Esto lo percibe el que lee y consume. Y los periodistas queremos que el lector nos lea porque si no nos quedamos solos”.
El momento de inflexión llegó con la crisis entre el Gobierno y el campo, cuando La Nación tomó por una ruta y Barone dobló a la izquierda. “Mi mirada en el diario La Nación, que seguía siendo irónica, estaba en un contexto totalmente desacoplado. Es como un actor de comedia que está dentro de una tragedia, y siento que no causa gracia sino patetismo. El día de mi cumpleaños dije: “Me tengo que gratificar” y renuncié en la misma columna, ante la sorpresa de los propios editores que recibieron mi columna diciendo: “Esta es la última columna que escribo”.

Mirar a Cristina
Barone desdeña las críticas superfluas y vacías que la oposición y muchos periodistas hacen de la gestión de Cristina Fernández. Pero pone el acento en una en particular: la del doble comando. “Hablan de ese mando compartido, con una gran influencia del ex presidente (Néstor Kirchner) sobre ella”.
“Si vos lo querés ver desde un punto de vista de contaminación negativa, lo ves. También lo podés ver como una contaminación positiva. Por ejemplo, si yo te hablara de Jean Paul Sartre y de su mujer Simone de Beauvoir, esa convergencia de neuronas, de ideas, de literatura y pensamientos sobre el mundo, fijate si nutrían a una y a otro… Y nadie puede decir que Simone de Beauvoir era la chirolita de Sartre, o viceversa”, reflexiona Barone. “Me parece que a este Gobierno esto lo engrandece más que aquello que lo reduce. Entonces, si la oposición se dedicara realmente a criticar lo verdaderamente cuestionable, eso sería una discusión posible, transparente, por ahí podrían aparecer argumentos leales en un tema como por ejemplo, la jubilación de reparto”.