domingo, 5 de abril de 2015

ANÁLISIS


La comunicación en tiempo de “guerra” mediática

Máximo Kirchner con la plana mayor de
La Cámpora  durante el acto en el estadio
de Argentinos Juniors. (Foto Télam/InfoGEI)
En tiempos de “guerra” mediática, donde los contrincantes pugnan, uno por consolidar una verdadera revolución social, económica, política y cultural, y el otro por evitar el definitivo triunfo del primero que implicaría el fin de sus privilegios y de la impunidad de la que goza por su participación cómplice y necesaria en graves delitos de lesa humanidad, la comunicación resulta un “arma” estratégica como herramienta eficaz para quebrar la voluntad del oponente.

Por Jorge Déboli. (Director de InfoGEI; Presidente de Cadypba; miembro de la Coalición por una Comunicación Democrática)

Quizás por ello, a pesar de la constitucionalidad de la Ley de Medios, declarada por el Tribunal Supremo de la Argentina después de cinco años de cautelares que impidieron su plena aplicación, y aún después de ello, como una burla a la sociedad que parió la norma en audiencias y debates a lo largo y ancho del país, una parte del Poder Judicial, que  no advierte el cambio de época que vive nuestro país, resiste con más cautelares su implementación.
Del mismo modo, no se ha podido avanzar en el juzgamiento de los civiles que dieron cobertura mediática a ese genocidio, a cambio quedarse con cerca de 600 empresas saqueadas en base a desapariciones, torturas y extorsiones a sus legítimos dueños, entre ellas la única fábrica nacional de papel para diario.

Sensación

Ello genera una peligrosa sensación de impunidad en la sociedad, al naturalizarse el accionar de un sector militante de jueces y fiscales que hoy por hoy, aunque minoritario, representan la retaguardia (última línea defensiva) de los poderes fácticos de la Argentina y de su principal aliado, el mayor grupo de medios de la Argentina, el Grupo Clarín; monopolio que
 a través de sus tanques mediáticos, con su potencia de fuego intacta, aún tiene la capacidad  de fijar la agenda periodística e influir en la opinión y el sentido de las audiencias.

Derrumbe

Sin embargo, actualmente el monopolio mediático no tiene la eficacia ni credibilidad de la que gozaba hace pocos años, según se desprende de las estadísticas que el Instituto Verificador de Circulaciones (IVC) lleva sobre los principales diarios de la Argentina, a las que a través de una fuente periodística se tuvo acceso.
A pesar de que Clarín minimiza el derrumbe en las ventas de ejemplares, “compensando” con “ventas en bloque”, desde diciembre de 2007, hasta diciembre pasado, según el IVC, la venta de dicho diario en los quioscos de toda la Argentina más las suscripciones individuales, verificó en siete años una caída del 60 %.  En efecto, en el mes de asunción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Clarín vendía 740.519 los domingos y  316.697 promedio de lunes a sábados, contra 307.476 y 118.218 respectivamente, en diciembre de 2014, es decir, caídas de 59,5 %  y 62,7 %.
Estos números cobran relevancia cuando en el mismo período analizado, se los compara con las ventas de los principales diarios auditados por el IVC, tanto del interior del país como los porteños La Nación y Diario Popular, donde si bien la mayoría vio disminuir sus ventas pero en porcentajes poco significativos, otros las aumentaron o las mantuvieron. El derrumbe en las ventas del diario insignia del monopolio mediático, sólo lo puede explicar la pérdida de credibilidad.

Falsa denuncia

En este contexto fue tomada la denuncia del periodista Daniel Santoro, sobre  las supuestas cuentas en el exterior del líder de la agrupación La Cámpora,  Máximo Kirchner, cuya publicación en la tapa del diario Clarín,  el mismo día del paro del transporte, tuvo al día siguiente un impresionante rebote positivo hacia su figura, instalando su posible candidatura para algún cargo legislativo o ejecutivo, y consecuentemente pasando a segundo plano la medida de fuerza de los sindicalistas.
Denuncia que Santoro no pudo sostener, como no lo puede hacer el House Organ para el cual trabaja, que desde la asunción de CFK busca por todos los medios que este gobierno se vaya antes de finalizar su mandato, anunciando cosas que nunca se verifican en los hechos, aunque estas construcciones mediáticas a veces son utilizadas por algunos integrantes de la “familia Judicial” para procesar a funcionarios kirchneristas.
Pero esta vez, como el pequeño yudoca que con una simple llave aprovecha la fuerza de su gigante rival para neutralizar sus movimientos, el tremendo error que comete el otrora respetado investigador periodístico con su falsa denuncia, termina volcando todo ese poder fuego en contra de los intereses para los cuales trabaja.   
Con la ironía que lo caracteriza, el histórico dirigente de la Resistencia Peronista y actual diputado nacional, Carlos Kunkel, dijo: “perdónenlo  a Santoro por haber instalado a Máximo como candidato”.